En 2003 Mijail Borisovich Jodorkovski tenía 40 años, una fortuna estimada en 15.000 millones de dólares y el control del gigante petrolero ruso Yukos, que acabó en sus manos en el Lejano Oeste de las privatizaciones rusas de los años 90. Ahora, a sus 60 años, Jodorkovski ha sobrevivido a condiciones de gulag en prisión durante una década, con condenas por fraude y evasión de impuestos después de intentar organizar una fuerza de oposición al poder de Vladimir Putin.
En 2013 el dictador del Kremlin lo puso en libertad y hoy Jodorkovski, que opera desde Londres, es sin duda el principal disidente ruso en el exilio. Es en calidad de opositor a Putin, precisamente, como habla con el Corriere, en ruso y a través de un intérprete.
- Conoció a Putin muchas veces hace 20 años, cuando usted era un gran empresario y él era primer ministro, o en su primer mandato como presidente. ¿Considera que ha cambiado mucho o ve continuidad?
- Nunca hemos sido amigos, no puedo decir que lo haya conocido de cerca. Estaba en la cima de una gran empresa y Putin era el presidente, teníamos una relación profesional. Aparentemente ha cambiado, sí. 20 años de poder lo han cambiado y el suyo no es un caso único. Hoy se permite hacer cosas que antes no se atrevía. En el momento en que se comportaba con más normalidad reconocía la existencia de ciertos límites. Pero al final siempre es él mismo. Ya era un criminal y lo ha seguido siendo. Tiene la mentalidad de un capo del crimen organizado. Esto es lo que los líderes occidentales nunca han entendido, no entienden ahora y, lo siento, en mi opinión nunca entenderán.
- ¿Cree que Putin ha cambiado porque está rodeado de gente que le teme y tiene miedo de decirle la verdad?
- Sin duda, la guerra en Ucrania ha sido el resultado de una percepción errónea y distorsionada de la realidad.
- Algunos en Occidente piensan que la responsabilidad de esta guerra también es de la OTAN, porque habría provocado una reacción de Rusia prometiendo extenderse a Ucrania. ¿Lo comparte?
- No creo que Putin tuviera miedo de la ampliación de la OTAN a Ucrania. Odia la OTAN, pero no la teme. Está embarcado más bien en una especie de misión mesiánica: está poseído por ella, no hay más que ver su estatua del Príncipe Vladimir (un monumento de 17,5 metros de altura de Vladimir el Grande, señor de Novgorod y Kiev entre 980 y 1015 después de Cristo).
- ¿Significa que Putin se identifica con los reyes y zares de la Historia rusa?
- Es una mentalidad perfectamente normal para un delincuente en edad de jubilación. Las personas de este tipo acaban dominadas por una sola idea, por una misión que las posee, hace 20 años era más racional.
- Ahora, incluso si logra derrotar al ejército ucraniano y entrar en Kiev y otras ciudades importantes, la ocupación del país parece insostenible. ¿Cómo cree que se desarrollará esta guerra?
- Hay dos escenarios. En el primero se impone una zona de exclusión aérea en el lado occidental y Ucrania consigue resistir. En ese caso, Putin perderá el poder, probablemente dentro de un par de años.
- Pero los gobiernos occidentales no quieren imponer una zona de exclusión aérea porque incrementaría el riesgo de un enfrentamiento directo con el ejército ruso y, por tanto, de una tercera guerra mundial, ¿no cree?
- (Suspira) Éste es el error fundamental de los países aliados. Los líderes de los países europeos creen que están tratando con un estadista que piensa como ellos. Sin embargo, Putin trabaja de forma completamente distinta: piensa como un criminal. Si muestras debilidad a un criminal, no se detendrá nunca. Y eso es lo que está haciendo Putin. El hecho de que Occidente no esté actuando le anima a ir cada vez más lejos.
- ¿Y cuál es el segundo escenario?
- Si todo sigue como hasta ahora conquistará Ucrania, y entonces habrá una guerrilla de resistencia partidista. El resultado será que la situación económica de Rusia se degradará cada vez más. De Ucrania llegarán cada vez más ataúdes de soldados rusos y la moral de la población en Rusia será cada vez peor.
- ¿Qué hará Putin si llega esa situación?
- Hay tres casos de este tipo en su historia. En 2008, 2014 y ahora en esta situación siempre ha desatado nuevas guerras tras las que ya había librado. Esta vez también lo hará: será su cuarta guerra.
- ¿Contra quién?
- Podrían ser los países bálticos. Podría ser Polonia. Moldavia no, porque es demasiado poco para sus ambiciones.
- Entonces, ¿piensa que si no se bloquea a Putin con una zona de exclusión aérea ahora, atacará a otro país en dos o tres años?
- Creo que el proceso será más rápido esta vez, no esperará tres años. A Moldavia ya se la va a comer en esta campaña militar. Repito: la próxima guerra caerá sobre Polonia o sobre los países bálticos.
- ¿Cree que podría atacar inmediatamente después de tomar el control de Ucrania?
- Después de la conquista de Ucrania esperará un tiempo a que la moral de la población rusa se recupere un poco. Pero será una fase pasajera. Utilizará este período para reorganizar el ejército y después se embarcará en una nueva campaña de agresión cuando la moral en Rusia comience a decaer nuevamente. Es entonces cuando llegará la nueva guerra.
- Los gobiernos europeos cuentan con que las sanciones contra Moscú sean tan duras que, tarde o temprano, el régimen ya no podrá apoyar la ocupación de Ucrania y las élites rusas se volverán contra Putin. ¿Cree que será así?
- Tengo la sensación de que las élites occidentales en la universidad no han estudiado bien la historia de la Segunda Guerra Mundial. Se están comportando exactamente igual que hicieron frente a Hitler, y todos sabemos a qué llevó esa actitud. En los regímenes dictatoriales, los empresarios adinerados nunca tienen voz ni fuerza política suficiente para imponer un cambio desde arriba. Esto es una dictadura. Todos estos ricos empresarios que vemos hoy afectados por las sanciones a Putin no son nadie. Son sirvientes. No son capaces de hacer nada, sólo saben servir.
- Entonces, ¿responder con sanciones no es suficiente, ni siquiera con el embargo del petróleo y el gas rusos?
- El momento de las sanciones ha pasado. Estoy convencido de que la fase en la que el problema podría haberse solucionado con sanciones ha quedado atrás. Hoy nos enfrentamos a una alternativa: o se hace una demostración de fuerza militar contra Putin que permita negociar de verdad, o de lo contrario seguirá avanzando hasta encontrar resistencia militar.
- Muchos piensan que Putin en realidad está perdiendo porque no podrá mantener la ocupación de Ucrania en medio de la crisis económica impuesta a Rusia por las sanciones. ¿Qué le hace pensar lo contrario?
- No sé por qué la gente de Occidente piensa que los rusos no puede luchar cuando la población está aún más empobrecida. Putin puede convencer fácilmente a la gente empobrecida para que luche. Y para la guerra tiene dinero de sobra.
- Al comienzo de la guerra usted dijo que el escenario de la permanencia de Putin en el poder otros diez años se estaba volviendo menos probable. ¿Por qué es más pesimista ahora?
- Veo cómo reacciona Occidente. Y entiendo que, si no se resiste a Putin, es poco probable que pueda detenerlo. No me malinterprete, estoy convencido de que se le puede detener. Y debería hacerse. En Rusia, un dictador que pierde la guerra no puede permanecer en el cargo mucho tiempo. Siempre he pensado, y sigo pensando, que Ucrania puede frenar a Putin con la ayuda de Occidente.
- Las clases medias de Moscú y San Petersburgo están sumidas de nuevo en un clima de pobreza y autocracia propio de la Unión Soviética. Incluso los familiares de los poderosos protestan, como la hija del portavoz del Kremlin, Dmitri Peskov. ¿Todo esto sirve para algo?
- Estamos ante un caso típico de dictadura. Estas pseudo-élites importan poco. Contaban mientras formaran la base de consenso de Putin. Hoy, como todo dictador, pasa por encima de sus cabezas y le dice al pueblo: "Estamos en peligro, todos nos amenazan, tenemos que defendernos". Y la gente le cree. Incluso está dispuesto a apretarse el cinturón por ello. En cuanto a las élites, si protestan contra un dictador que dice querer proteger al pueblo serán eliminadas. La posición de Putin en Rusia sólo se tambaleará si pierde la guerra y, a los ojos de la gente común, no defiende al pueblo. Ahí es donde un dictador pierde el poder: cuando pierde la guerra.
- Entonces, ¿no hay alternativa a una intervención militar por parte de Occidente?
- Hoy, mañana y pasado mañana, dentro de dos semanas, mientras los militares ucranianos sigan luchando, Occidente puede ayudarlos sin entrar necesariamente en el conflicto. Pero en tres semanas, se acabó. Se cerrará la ventana de oportunidad.
- ¿Implementar la zona de exclusión aérea no significa entrar en guera directamente?
- No: no significa entrar en guerra, aunque algunos políticos teman que lo sea.
- Al organizar el movimiento Rusia Abierta, usted se colocó en el centro de una iniciativa de coordinación de los disidentes rusos en el exilio. ¿Qué impacto puede tener en la vida interna de su país?
- Trabajamos con los que se quedan en Rusia en este momento. Animamos a la gente a manifestarse en la calle, nos acercamos a ellos a través de los canales sociales y millones de personas ven nuestros programas. Tratemos de explicar cómo son realmente las cosas. Y, por supuesto, también trabajamos mucho con los exiliados rusos.
- ¿Están tratando de organizar un gobierno en el exilio?
- Hoy el comité contra la guerra tiene un propósito más limitado: queremos actuar para detener el conflicto. No descarto que este comité, o una parte de él, en algún momento asuma un papel más amplio.
- ¿Le preocupa la rusofobia o el racismo hacia los rusos en Occidente?
- El nacionalismo nunca ha llevado a nada bueno. Dividir a las personas en función de la nacionalidad siempre es un gran error. Las personas son diferentes y es importante entender lo que piensan, qué posiciones tienen. Si toman partido contra la guerra, contra un régimen de asesinos, entonces son personas decentes que no deben ser discriminadas. No importa a qué nacionalidad o etnia pertenezcan.
- Oligarcas como Roman Abramovich, Mijail Fridman y Oleg Deripaska se han pronunciado contra la guerra. ¿Está usted en contacto con estos empresarios?
- En esta situación, no basta con estar contra de la guerra. Estar en contra de la guerra también puede significar pedir la rendición de Zelenski. Algunas de estas personas le explicarán su posición exactamente en estos términos. Cualquiera que no esté listo para reconocer que el que ha cometido crímenes de guerra aquí es Putin y que su régimen es criminal está del otro lado, del suyo.
- Cuando era un empresario en activo había grandes esperanzas de que Rusia realmente tuviera una transición a la democracia. ¿Qué salió mal? ¿Fue realmente culpa de Putin o hubo demasiada concentración de la riqueza en manos de unos pocos?
- El principal problema fue que querían hacer las reformas hacia la democracia demasiado rápido, y la principal víctima fue la democracia misma. Esto sucedió en 1993, cuando Boris Yeltsin (entonces presidente ruso) abrió fuego contra la sede del parlamento, la Casa Blanca. En ese momento yo estaba del lado de Yeltsin, pero me equivoqué.
- ¿Tiene idea de lo peligroso que puede ser Putin para usted?
- Durante muchos años he vivido en una situación en la que podía ordenar que me mataran en cualquier momento. Cuando llegas a ese punto, o sigues viviendo o te ves obligado a esconderte. Y no estoy listo para esconderme.
- ¿Pero no le preocupa su seguridad personal?
- Es algo con lo que tengo que vivir.
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